El branding es el proceso de construcción de una marca. Para ello es necesario definir una estrategia, un Positioning, para gestionar los activos vinculados, ya sea de manera directa o indirecta, a un nombre comercial y su correspondiente logotipo o símbolo.


martes, 6 de abril de 2010

Iglesia católica: Un reposicionamiento imprescindible por Raul Peralba


Ya en 1981, en el primer libro de su serie sobre Posicionamiento, Jack Trout y Al Ries comentaban los problemas de la Iglesia Católica en este asunto. Pero con todo lo que está ocurriendo últimamente no está de más recordar alguno de los puntos.
La esencia de cualquier religión es la comunicación. Desde la de los fieles con la Divinidad, hasta, y tal vez la que ahora más afecta, la del clero con los fieles.
Y la comunicación entre personas está fundamentalmente condicionada por el nivel educacional y las intenciones de cada parte.
Es evidente que la diferencia de información y conocimientos entre el clero y los fieles se ha reducido, y mucho.
Hasta la segunda mitad del siglo XX, los clérigos fueron, de alguna manera, los intermediarios de la relación entre los humanos de a pie y Dios. Algunos se aprovecharon mucho de ello en su beneficio y crearon una gran suspicacia que descolocó a los creyentes confundiendo lo clerical con lo eclesial.
Con el Concilio Vaticano II y su “apertura”, la Iglesia Clerical dejó de ser la “maestra de la lay” que establecía preceptos y fijaba las recompensas y los castigos.
A partir del Concilio, en lugar de rigidez hubo flexibilidad en beneficio de los fieles, aunque limitando la autoridad de los clérigos. Fue una gran oportunidad de actualizarse para adecuarse a los nuevos tiempos. Por desgracia, no hubo en el Vaticano un buen “guardián de la marca” que, con un lenguaje sencillo, explicara la nueva situación.
Faltó un buen plan de reposicionamiento, pero no solo en la mente de los fieles, también en la de los clérigos. Hubo confusión y, desde entonces, no han dejado de caer los índices de incorporación y permanencia.
Sin embargo, sería interesante profundizar en el análisis. En estos días y en un entorno hostil a lo religioso, el CIS publicó su barómetro a febrero/2010, según el cual el porcentaje de los que se declaran católicos en España ha caído de 84,7% en 2000 a 75% en 2010. Algo que, cuando ser creyente es más bien signo de anticuado no parece tan grave. Lo que si ha caído mucho son las vocaciones y la asistencia a misa o práctica de los ritos. Lo curioso, e interesante, es que mientras la mayoría de las iglesias con clérigos que podríamos llamar “estilo preconciliar” están vacías, en otras hay overbooking. Un ejemplo que conozco, y no es el único, es lo que ocurre todos los domingos y fiestas de guardar en Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón, Madrid. El párroco, Jesús Filgueras, un gran comunicador, “engancha” a los feligreses. Basta decir que en la misa de madrugada del domingo de Pascua pasado, repartió 1.600 comuniones. Esto significa que si solo un 20% de los asistentes no comulgó, había unas 2.000 personas en una iglesia con asientos para unas 500. Algo que difícilmente lograría el Cardenal Rouco Varela con ese estilo distante que lo caracteriza.
En realidad, lo único diferente que ofrece Don Jesús, como le gusta que lo llamen, es un mensaje claro y concreto de los “beneficios” de ser católico practicante. Con un discurso actual y adecuado a la mentalidad y los tiempos, logra que quienes asisten a su parroquia se sientan “satisfechos” con el “producto” que reciben y repitan la experiencia.
Siendo un caso llamativo, no es el único ni es consecuencia del entorno socio-económico del lugar. En muchos países de todo el mundo hay este tipo de fenómenos, de algunas iglesias repletas mientras la gran mayoría están vacías.
Las repletas son las de los clérigos que trasmiten el mismo mensaje antiguo, pero de nueva forma, según el lugar, el tiempo y el modo apropiados.
Es decir, de “maestra de la ley” la Iglesia debería haber evolucionado hacia “maestra de la palabra” (es lo que hacen esos sacerdotes que tanto atraen, especialmente a los jóvenes). Tal vez parezca una respuesta demasiado simplista a un problema complicado, pero no es así. Es una propuesta simple que, por serlo, es obvia. La experiencia ha demostrado que en cualquier ejercicio de conquista de posiciones en la mente de personas, se trata, es lo fundamental, de que el mensaje tenga sentido para quienes lo reciban, aunque pueda no tenerlo del todo para quienes lo emiten.
Es claro que la curia y sus prebostes no lo entienden. Siguen en la línea de complicar para que parezca más interesante, o, tal vez, para que los católicos no lo entendamos y tengan que explicarlo.
Desde el Banco Ambrosiano a la pederastia, la comunicación ha sido escasa, poco clara y nada franca.
Por el contrario, la comunicación sobre lo que hace y han hecho Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, Cáritas y los misioneros vocacionales ha sido muy poca, nada aprovechada y nada relacionada con el mensaje fundamental que dejó el fundador de esta gran “Corporación”.
Tal vez, en política también pasa, alguien de la Curia en una próxima reunión tendría que decirle a Benedicto XVI la frase que hizo famoso al personaje de un cómic en EE.UU.: “por fin hemos descubierto a nuestro enemigo; somos nosotros mismos”.

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